Oración de David.

17 Señor, oye mi justo ruego;
    escucha mi clamor;
presta oído a mi oración,
    pues no sale de labios engañosos.
Pronuncia tu sentencia en mi favor;
    tus ojos ven lo que es justo.

Tú escudriñas mi corazón,
    tú me examinas por las noches;
¡ponme a prueba,
    que no hallarás en mí ningún plan maligno!
¡Mi boca no pecará
    a pesar de lo que hace la otra gente,
    pues yo cumplo con tu palabra!
Del camino de la violencia
    he apartado mis pasos;
    mis pies no tropiezan en tus sendas.

Dios mío, a ti clamo porque tú me respondes;
    inclina a mí tu oído y escucha mi oración.
Tú, que salvas con tu diestra
    a los que buscan escapar de sus adversarios,
    dame una muestra de tu gran amor.
Protégeme como a la niña de tus ojos,
    escóndeme bajo la sombra de tus alas
de los malvados que me atacan,
    de los enemigos que me han cercado.

10 Han cerrado su insensible corazón
    y profieren insolencias con su boca.
11 Vigilan de cerca mis pasos,
    prestos a derribarme.
12 Parecen leones ávidos de presa,
    leones que yacen al acecho.

13 ¡Levántate, Señor, enfréntate a ellos!
    ¡Derrótalos!
    ¡Con tu espada rescátame de los malvados!
14 ¡Con tu mano, Señor, sálvame de estos mortales
    que no tienen más herencia que esta vida!
Con tus tesoros les has llenado el vientre,
    sus hijos han tenido abundancia
    y hasta ha sobrado para sus descendientes.

15 Pero yo en justicia veré tu rostro;
    cuando despierte, estaré satisfecho al contemplar tu semejanza.

Al director musical. Salmo de los hijos de Coré.

47 ¡Aplaudan, pueblos todos!
    ¡Aclamen a Dios con gritos de alegría!
¡Cuán imponente es el Señor Altísimo,
    el gran Rey de toda la tierra!
Sometió a nuestro dominio las naciones;
    puso a los pueblos bajo nuestros pies;
escogió para nosotros una heredad
    que es el orgullo de Jacob, a quien amó. Selah

Dios el Señor ha ascendido
    entre gritos de alegría y toques de trompeta.
¡Canten, canten salmos a Dios!
    ¡Canten, canten salmos a nuestro rey!
Dios es el rey de toda la tierra;
    por eso, cántenle un salmo de alabanza.[a]

Dios reina sobre las naciones;
    Dios está sentado en su santo trono.
Los nobles de los pueblos se reúnen
    con el pueblo del Dios de Abraham,
pues de Dios son los imperios de la tierra.
    ¡Él es grandemente enaltecido!

Footnotes

  1. 47:7 un salmo de alabanza. Lit. un masquil.

Al director musical. Para Jedutún. Salmo de Asaf.

77 A Dios elevo mi voz suplicante;
    a Dios elevo mi voz para que me escuche.
Cuando estoy angustiado, recurro al Señor;
    sin cesar elevo mis manos por las noches,
    pero me niego a recibir consuelo.

Me acuerdo de Dios y me lamento;
    medito en él y mi espíritu desfallece. Selah
Me impides cerrar los ojos;
    tan turbado estoy que ni hablar puedo.
Me pongo a pensar en los tiempos de antaño;
    de los años ya idos me acuerdo.
En la noche recuerdo mi canción;
    mi corazón medita y mi espíritu pregunta:

«¿Nos rechazará el Señor para siempre?
    ¿No volverá a mostrarnos su buena voluntad?
¿Se habrá agotado para siempre su gran amor
    y su promesa por todas las generaciones?
¿Se habrá olvidado Dios de sus misericordias
    y en su enojo ya no quiere tenernos compasión?». Selah

10 Y me pongo a pensar: «Esto es lo que me duele:
    que haya cambiado la diestra del Altísimo».
11 Prefiero recordar las hazañas del Señor,
    traer a la memoria sus milagros de antaño.
12 Meditaré en todas tus proezas;
    evocaré tus obras poderosas.

13 Santos, oh Dios, son tus caminos;
    ¿qué dios hay tan excelso como nuestro Dios?
14 Tú eres el Dios que hace maravillas;
    el que despliega su poder entre los pueblos.
15 Con tu brazo poderoso redimiste a tu pueblo,
    a los descendientes de Jacob y de José. Selah

16 Las aguas te vieron, oh Dios,
    las aguas te vieron y se agitaron;
    el propio abismo se estremeció con violencia.
17 Derramaron su lluvia las nubes;
    retumbaron con estruendo los cielos;
    rasgaron el espacio tus flechas.
18 Tu estruendo retumbó en el torbellino
    y tus relámpagos iluminaron el mundo;
    la tierra se estremeció con temblores.
19 Te abriste camino en el mar,
    pasaste entre las muchas aguas,
    y no se hallaron tus huellas.

20 Por medio de Moisés y de Aarón
    guiaste como un rebaño a tu pueblo.

Libro V(A)

107 ¡Den gracias al Señor porque él es bueno;
    su gran amor perdura para siempre!

Que lo digan los redimidos del Señor,
    a quienes redimió del poder del adversario,
a quienes reunió de todos los países,
    de oriente y de occidente, del norte y del sur.[a]

Vagaban perdidos por parajes desiertos,
    sin dar con el camino a una ciudad habitable.
Hambrientos y sedientos,
    la vida se les iba consumiendo.
En su angustia clamaron al Señor
    y él los libró de sus aflicciones.
Los llevó por el camino recto
    hasta llegar a una ciudad habitable.
¡Que den gracias al Señor por su gran amor,
    por sus maravillas en favor de los hombres!
Él apaga la sed del sediento
    y sacia con lo mejor al hambriento.

10 Afligidos y encadenados,
    habitaban en las más densas tinieblas,
11 por haberse rebelado contra las palabras de Dios,
    por menospreciar los designios del Altísimo.
12 Los sometió[b] a trabajos forzados;
    tropezaban y no había quien los ayudara.
13 En su angustia clamaron al Señor
    y él los salvó de sus aflicciones.
14 Los sacó de las más densas tinieblas
    y rompió en pedazos sus cadenas.
15 ¡Que den gracias al Señor por su gran amor,
    por sus maravillas en favor de los hombres!
16 Haré pedazos las puertas de bronce
    y cortaré los cerrojos de hierro.

17 Se volvieron necios por sus rebeldías
    y fueron afligidos por sus iniquidades.
18 Todo alimento les causaba asco
    y llegaron a las mismas puertas de la muerte.
19 En su angustia clamaron al Señor
    y él los salvó de sus aflicciones.
20 Envió su palabra para sanarlos
    y así los libró de la fosa.
21 ¡Que den gracias al Señor por su gran amor,
    por sus maravillas en favor de los hombres!
22 ¡Que ofrezcan sacrificios de gratitud
    y jubilosos proclamen sus obras!

23 Se hicieron a la mar en sus barcos;
    para comerciar surcaron las muchas aguas.
24 Allí, en las aguas profundas,
    vieron las obras del Señor y sus maravillas.
25 Habló Dios y se levantó un viento tormentoso
    que encrespó las olas
26 que subían a los cielos y bajaban al abismo.
    Ante el peligro, ellos perdieron el coraje.
27 Como ebrios tropezaban, se tambaleaban;
    de nada les sirvió toda su pericia.
28 En su angustia clamaron al Señor
    y él los sacó de sus aflicciones.
29 Cambió la tempestad en suave brisa:
    se sosegaron las olas del mar.
30 Ante esa calma se alegraron
    y Dios los llevó al puerto anhelado.
31 ¡Que den gracias al Señor por su gran amor,
    por sus maravillas en favor de los hombres!
32 ¡Que lo exalten en la asamblea del pueblo!
    ¡Que lo alaben en el consejo de los líderes!

33 Dios convirtió los ríos en desiertos,
    los manantiales en tierra seca,
34 los fértiles terrenos en tierra salitrosa,
    por la maldad de sus habitantes.
35 Convirtió el desierto en estanques de agua,
    la tierra seca en manantiales;
36 hizo establecer allí a los hambrientos,
    y ellos fundaron una ciudad habitable.
37 Sembraron campos, plantaron viñedos,
    obtuvieron abundantes cosechas.
38 Dios los bendijo y se hicieron muy numerosos
    y no dejó que menguaran sus rebaños.

39 Pero si merman y son humillados,
    es por la opresión, la maldad y la aflicción.
40 Dios cubre de desprecio a los nobles
    y los hace vagar por desiertos sin senderos.
41 Pero a los necesitados los saca de su miseria
    y hace que sus familias crezcan como rebaños.
42 Los rectos lo verán y se alegrarán,
    pero todos los malvados serán acallados.

43 Quien sea sabio, que considere estas cosas
    y entienda bien el gran amor del Señor.

Footnotes

  1. 107:3 del sur. Lit. del mar.
  2. 107:12 Los sometió. Lit. Sometió sus corazones.

137 Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos
    y llorábamos al acordarnos de Sión.
En los álamos que allí había
    colgábamos nuestras arpas.
Allí, los que nos tenían cautivos nos pedían que entonáramos canciones;
    nuestros opresores nos pedían estar alegres;
    nos decían: «¡Cántennos un cántico de Sión!».

¿Cómo cantar las canciones del Señor
    en una tierra extraña?
Si me olvido de ti, Jerusalén,
    ¡que mi mano derecha pierda su destreza!
Si de ti no me acordara
    ni te pusiera por encima de mi propia alegría,
    ¡que la lengua se me pegue al paladar!

Señor, acuérdate de los edomitas
    el día en que cayó Jerusalén.
«¡Arrásenla!» —gritaban—
    «¡Arrásenla hasta sus cimientos!».
Hija de Babilonia, que has de ser destruida,
    ¡dichoso el que te haga pagar
    por todo lo que nos has hecho!
¡Dichoso el que agarre a tus pequeños
    y los estrelle contra las rocas!

17 Más vale comer pan duro donde hay concordia
    que hacer banquete[a] donde hay discordia.

El siervo sabio gobernará al hijo sinvergüenza,
    y compartirá la herencia con los otros hermanos.

En el crisol se prueba la plata
    y en el horno se prueba el oro,
    pero los corazones los prueba el Señor.

El malvado hace caso a los labios impíos
    y el mentiroso presta oído a la lengua maliciosa.

El que se burla del pobre ofende a su Creador;
    el que se alegra de la calamidad no quedará sin castigo.

La corona del anciano son sus nietos;
    el orgullo de los hijos son sus padres.

No va bien con los necios el lenguaje refinado
    ni con los gobernantes, la mentira.

El soborno es como una piedra valiosa para quien lo ofrece;
    piensa que dondequiera que vaya tendrá éxito.

El que perdona la ofensa cultiva el amor;
    el que insiste en la ofensa divide a los amigos.

10 Penetra más un regaño en el hombre prudente
    que cien latigazos en el obstinado.

11 El revoltoso siempre anda buscando pleitos,
    pero se las verá con un mensajero cruel.

12 Más vale toparse con una osa a la que le quitaron los cachorros
    que con un necio empecinado en su necedad.

13 El mal nunca se apartará
    de la familia de aquel que devuelve mal por bien.

14 Iniciar una pelea es romper una represa;
    vale más retirarse que comenzarla.

15 Absolver al culpable y condenar al inocente
    son dos cosas que el Señor aborrece.

16 ¿De qué le sirve al necio poseer dinero?
    ¿Podrá adquirir sabiduría si no tiene entendimiento?[b]

17 En todo tiempo ama el amigo;
    para ayudar en la adversidad nació el hermano.

18 El hombre falto de juicio se compromete por otros
    y sale fiador de su prójimo.

19 Al que le gusta pecar, le gusta pelear;
    el que abre mucho la boca busca que se la rompan.[c]

20 El de corazón perverso jamás prospera;
    el de lengua engañosa caerá en desgracia.

21 Engendrar a un hijo necio es causa de pesar;
    ser padre de un necio no es ninguna alegría.

22 El corazón alegre es un buen remedio,
    pero el ánimo decaído seca los huesos.

23 El malvado acepta soborno en secreto,
    con lo que tuerce el curso de la justicia.

24 La meta del prudente es la sabiduría;
    el necio divaga contemplando vanos horizontes.[d]

25 El hijo necio irrita a su padre
    y causa amargura a su madre.

26 No está bien castigar al inocente
    ni azotar por su rectitud a gente honorable.

27 El que es entendido refrena sus palabras;
    el que es prudente controla sus impulsos.

28 Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio;
    se le considera prudente, si cierra la boca.

Footnotes

  1. 17:1 banquete. Lit. sacrificios.
  2. 17:16 entendimiento. Lit. corazón. En la Biblia, corazón se usa para designar el asiento de las emociones, pensamientos y voluntad, es decir, el proceso de toma de decisiones del ser humano.
  3. 17:19 el que abre … se la rompan. Lit. el que abre su puerta busca destrucción.
  4. 17:24 el necio … horizontes. Lit. y los ojos del necio en los confines de la tierra.

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