Un dia a la Vez

Vístete siempre de amor

Cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.
Marcos 11:25-26, RV-60

¿Amar a nuestros enemigos? ¿Orar por ellos? ¿Tener pensa-mientos de bienestar para el que te ha hecho mal? Parece muy raro, ¿verdad? No obstante, las Escrituras nos enseñan todo lo contrario. Mira lo diferente que piensa Dios:

Ora por tus enemigos. Si alguien te da una bofetada, pon la otra mejilla. Si te piden algo, sírvele y bendice su vida. Si pecan contra ti, perdona hasta setenta veces siete. Quizá me digas: «¡Increíble, Claudia! ¿Cómo voy a hacer todo esto con el que me maltrató, me robó, me mintió, me engañó, me explotó y me maldijo? ¡Imposible!».

Hoy quiero que puedas, con la ayuda siempre de Dios, cambiar esa manera de pensar y ser obediente a lo que Él espera de nosotros.

La Biblia dice que debemos arreglar las cuentas con los que estamos mal. La Palabra también nos advierte que si no perdonamos, Dios no nos podrá perdonar, y nos hace ver en varias oportunidades que el mejor ejemplo de humildad, de misericordia y de perdón nos lo da Dios al perdonar nuestros pecados, nuestras faltas.

¿Te imaginas que Dios nos dijera: «De ninguna manera, como hiciste esto, no te puedo perdonar, así que te condeno»? ¡Qué triste sería!

En mi caso, he experimentado la libertad que se siente cuando perdonamos. Es una sensación de independencia cuando liberas a esa persona que has tenido atada con tu rencor y con tu odio. Entonces, de inmediato, te liberas tú también.

Vistámonos siempre de amor y, recuerda, Dios no se desilusionó de nadie porque nunca se ilusionó con nadie.