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Exhortación a edificar el templo

El día primero del mes sexto del año segundo del rey Darío, la palabra del Señor vino por medio del profeta Hageo(A) a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote. Y dijo:

«Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Este pueblo dice: “Todavía no es tiempo de que la casa del Señor sea reedificada.”»

Entonces la palabra del Señor vino por medio del profeta Hageo, y dijo:

«¿Acaso sí es tiempo de que ustedes habiten en sus casas artesonadas, y de que esta casa esté desierta? Pues así ha dicho el Señor de los ejércitos: “Piensen bien lo que hacen. Ustedes siembran mucho, y recogen poco; comen, y no se sacian; beben, y no quedan satisfechos; se visten, y no entran en calor; y los que trabajan por un jornal lo reciben en saco roto.”

»Así ha dicho el Señor de los ejércitos: “Piensen en lo que hacen. Vayan al monte, y traigan madera, y reconstruyan mi casa. Yo pondré en ella mi beneplácito, y seré glorificado.” Yo, el Señor, lo he dicho.

»Ustedes buscan mucho, y encuentran poco. Lo que ustedes guardan en su casa, yo de un soplo lo disipo. ¿Y por qué? Porque mi casa está desierta, mientras cada uno de ustedes corre a su propia casa.

—Palabra del Señor de los ejércitos.

10 »Por culpa de ustedes los cielos han retenido la lluvia, y la tierra se niega a dar sus frutos. 11 Yo hice venir la sequía sobre esta tierra, sobre los montes y el trigo, sobre el vino y el aceite, sobre hombres y animales, sobre todo los productos de la tierra y sobre todo trabajo manual.»

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