¡Dichoso también el castrado que nunca cometió ninguna maldad ni tuvo malos pensamientos contra el Señor: por su fidelidad recibirá una recompensa especial y un lugar muy agradable en el templo del Señor!
Dios también bendice al hombre que es fiel a sus mandamientos y no comete ningún pecado. Aunque no haya podido tener hijos, recibirá un gran premio y ocupará un lugar de honor en el templo de Dios.