Nacimos casualmente, y luego pasaremos, como si no hubiéramos existido, pues nuestro aliento es como el humo, y el pensamiento, como una chispa alimentada por el latido de nuestro corazón.
»Nacimos por casualidad, y cuando nos llegue la muerte, nadie se acordará de nosotros. Nuestro aliento es como el humo; nuestro pensamiento es una pequeña chispa que produce el latir del corazón.