Pongamos trampas al bueno, pues nos es molesto; se opone a nuestras acciones, nos reprocha que no cumplamos la ley y nos echa en cara que no vivamos según la educación que recibimos.
»¡La gente buena es un estorbo! Se opone a todo lo que hacemos; nos reprende por no obedecer las enseñanzas de Dios. No le agrada que despreciemos la buena educación.