Para ellos brillaba solamente un fuego que los espantaba y que ardía por sí solo; y era tal el miedo, que cuando la visión desaparecía de su vista todavía les parecía más terrible.
Sólo podían ver la luz de una hoguera que se prendía sola, y que los asustaba. Cuando la hoguera se apagaba, la visión les parecía más macabra, y el miedo se apoderaba de ellos.