Los egipcios, a pesar de tener hambre, perdieron su apetito ante el aspecto repugnante de los animales que les habías enviado. Tu pueblo, en cambio, después de haber pasado necesidad por corto tiempo, disfrutó de un alimento nuevo para ellos.
Los egipcios, aunque tenían hambre, perdieron las ganas de comer, por el asco que sentían al ver esos horribles animales que enviaste contra ellos. Tu pueblo, en cambio, después de sufrir hambre, pudo darse el gusto de comer la comida más deliciosa.