Además, aunque era como nieve o como hielo, resistía el fuego sin derretirse. Así podían darse cuenta de que, mientras el fuego que ardía en medio del granizo y centelleaba en medio del aguacero destruía las cosechas de los enemigos,
Aunque esa comida parecía nieve o hielo, no se derretía con el fuego. Así, el fuego perdía su fuerza para que los buenos pudieran comer. Pero ese fuego, al mismo tiempo, ardía en forma de rayos y relámpagos, para que el furor de la tempestad destruyera las cosechas de los enemigos.