Ellos, al verse castigados con aquellos animales que habían tenido como dioses y que ahora eran su tormento, reconocieron que el verdadero Dios era aquel a quien se habían negado a conocer. ¡Así cayó sobre ellos el castigo final!
Y al verse castigados con los mismos animales que adoraban como dioses, te reconocieron como el Dios verdadero, como el Dios que no querían adorar. ¡Fue así como recibieron el castigo que se merecían!