Así los justos se apoderaron de las riquezas de los impíos, alabaron, Señor, tu santo nombre, y todos a una te dieron gracias porque tú los defendiste:
Así defendiste, Dios mío, a tu pueblo, y les entregaste las riquezas de esos pueblos malvados. En gratitud, todo tu pueblo se puso a alabarte, y a darte gracias por haberlo defendido.