»Mira cómo se han reunido los asirios con todo su poder, orgullosos de sus caballos y jinetes, jactándose de la fuerza de su infantería, confiados en sus escudos, sus flechas, sus arcos y sus hondas. No reconocen que tú, Señor, eres quien pone fin a la guerra;
»¡Dios mío, mira qué poderosos se creen esos asirios! Están muy confiados en su caballería, y presumen del valor de sus soldados. Confían en que sus armas bastarán para vencernos. ¡No reconocen que eres tú quien gana todas las batallas!