Hiciste que sus mujeres cayeran en poder de otros, y que sus hijas fueran llevadas cautivas, y que sus posesiones fueran repartidas entre tus amados hijos, que llenos de celo por ti e indignados al ver deshonrada a su hermana, te pidieron ayuda. ¡Oh Dios, Dios mío, escúchame a mí, que soy viuda!
Tú escuchaste la oración de los hermanos de Dina; tú respondiste al horror que sintieron cuando vieron violada a su hermana. Tú les permitiste que se robaran a las mujeres de esos malvados. Hiciste que las hijas de esos extranjeros fueran hechas prisioneras. Tú les entregaste a los hermanos de Dina las pertenencias de esos malvados. »¡Dios mío, escucha mi oración! ¡Es la oración de una viuda!