Judit se había casado con un hombre llamado Manasés, que pertenecía a su misma tribu y familia. Manasés había muerto en Betulia, durante una cosecha de la cebada. Murió por pasar mucho tiempo bajo los rayos del sol, mientras dirigía a los trabajadores que ataban los manojos de cebada. Fue sepultado en el terreno que está entre Ibleam y Dotán, donde también habían sepultado a sus antepasados.