Nuestras habitaciones, todo nuestro territorio, nuestros campos de trigo, nuestras vacas y ovejas, y todo nuestro ganado están a su disposición; haga Su Excelencia lo que quiera con todo ello.
Todo lo que tenemos es suyo: fincas, animales, campos de trigo, y hasta nuestras ciudades con sus habitantes. Su Majestad puede hacer lo que quiera con todo esto».