Pero a Arfaxad lo capturó en las montañas de Ragau, y allí lo mató a flechazos. Luego conquistó las ciudades que pertenecían a Arfaxad y llegó hasta Ecbatana. Allí se apoderó de las torres, destruyó las plazas y convirtió en ruinas la belleza de la ciudad amurallada.