Haga caso Su Excelencia a lo que él ha dicho; téngalo muy presente, pues es cierto. Nuestro pueblo no puede ser castigado ni vencido por las armas, si no ha pecado contra su Dios.
Lo que Aquior dijo es cierto, y yo creo que usted, mi distinguido comandante, debe hacerle caso: cuando nuestro pueblo no peca contra Dios, nada ni nadie puede vencerlo.