los autorizo a escribir, en mi nombre, lo que mejor les parezca. ¡Y sellen las cartas con el sello real, pues una carta firmada en nombre del rey y sellada con mi sello no se puede anular!
[8] Escriban ustedes cartas ordenando lo que quieren que se haga en favor de los judíos, y pónganles mi sello. Nadie puede anular una orden escrita y sellada en mi nombre.