No tardes en volverte a él; no lo dejes siempre para el día siguiente. Porque, cuando menos lo pienses, el Señor se enojará, y perecerás el día del castigo.
¡No crean que las riquezas los librarán del castigo! ¡Pídanle perdón a Dios! ¡No lo dejen para mañana! De lo contrario él se enojará, y cuando menos lo esperen los castigará con la muerte.