y oré: «Señor, tú eres mi padre, tú tienes poder para salvarme; no me abandones en el momento del peligro, en la hora del terror y la desolación. Te alabaré continuamente y te invocaré en mis oraciones.»
te dije: «Mi Dios y padre, no me dejes desamparado; ¡tú puedes salvarme del peligro en los momentos de angustia! ¡Yo te alabaré por siempre; te cantaré himnos de gratitud!»