Dios ordena que vengan la suave brisa y los fuertes vientos. Sopla el frío viento del norte, y el agua se convierte en hielo; ¡se vuelve dura como el hierro! Otro viento calienta las montañas, y el desierto se convierte en fuego; ¡arde en llamas la hierba! Pero llegan la lluvia y el rocío, y traen al ambiente salud y frescura.