No dejes que se te acerque, para que no te empuje y te desplace. No hagas que se siente a tu derecha, para que no te quite el puesto. De lo contrario, más tarde entenderás lo que te digo y sentirás pesar al recordar mis advertencias.
No dejes que se acerque, ni lo trates con preferencia, porque al final te traicionará. Y entonces te acordarás de mis advertencias y con tristeza las entenderás.