Al ver cómo se pudren la púrpura y el lino de que están ellos vestidos, pueden ustedes darse cuenta de que no son dioses. Por último, ellos mismos acabarán pudriéndose y quedarán en ridículo en todo el país.
Cuando ustedes vean cómo a esos ídolos se les pudren sus finos vestidos, podrán darse cuenta de que no son dioses. Finalmente, a ellos mismos se los comerá la polilla, y la gente que los adora quedará avergonzada.