No son más que trozos de madera recubiertos de oro y plata; por eso, tarde o temprano aparecerá que son un puro engaño. Todas las naciones y sus reyes reconocerán que no son dioses, sino cosas hechas por los hombres, y que en ellos no hay ningún poder divino.
Tarde o temprano las naciones, junto con sus reyes, descubrirán que esos ídolos no son dioses, sino simples objetos hechos por simples mortales. No son más que madera recubierta de oro y plata, y no tienen ningún poder divino.