Por eso, un rey que demuestre su valor, o un utensilio que preste algún servicio en una casa y que el dueño usa como quiere, son preferibles a uno de esos dioses falsos. Más vale una puerta en una casa, que proteja lo que hay dentro, o una columna de madera en un palacio, que uno de esos dioses falsos.
Por eso, es de más valor un rey valiente, o una herramienta que sirve de algo en la casa, o una puerta que protege a los que viven en ella, o una columna que adorna un palacio, que uno de esos dioses falsos.