Daniel, por su parte, mandó a sus criados que le trajeran ceniza y la regaran por todo el templo. Todo esto lo presenció solamente el rey. Luego salieron, cerraron con llave la puerta, la sellaron con el sello del rey y se fueron.
Daniel les ordenó a sus sirvientes que regaran ceniza en todo el piso del templo. Sólo el rey se dio cuenta de eso. Luego, salieron, cerraron la puerta con llave y la sellaron con el anillo del rey, y se fueron.