¡Levántate, Jerusalén, colócate en lugar alto, mira hacia el oriente y verás cómo vienen tus hijos de oriente y occidente, reunidos por orden del Dios santo, alegres al ver que Dios se acordó de ellos!
»Jerusalén, ponte de pie, sube a la colina más alta, mira hacia donde sale el sol, y contempla a tus habitantes. El Dios todopoderoso los ha reunido y llamado de todas las naciones del mundo. Vienen llenos de alegría, porque Dios les ha dado libertad.