El Señor hizo que los israelitas cayeran en poder de todas las naciones que los rodean, que fueran despreciados y quedaran convertidos en un desierto en medio de todos los países vecinos por donde el Señor los dispersó.
Por eso Dios nos hizo esclavos de las naciones vecinas y convirtió nuestro territorio en un desierto. También hizo que la gente de esas naciones se burlara de nosotros.