para profanar el templo de Jerusalén y consagrarlo al dios Zeus Olímpico, y para dedicar el templo del monte Guerizim a Zeus Hospitalario, como lo habían pedido los habitantes de aquel lugar.
Ese jefe debía convertir el templo de Jerusalén en un lugar dedicado al dios Zeus Olímpico, y donde se practicaran actos que ofendieran al Dios de Israel. También debía dedicar el templo del monte Guerizim al dios Zeus Hospitalario, pues la gente de allí lo quería adorar.