Jasón degolló sin compasión a muchos de sus propios conciudadanos, no comprendiendo que la victoria sobre sus compatriotas era la mayor derrota; pero él pensaba que estaba celebrando el triunfo sobre sus enemigos y no sobre sus paisanos.
Luego Jasón empezó a matar sin piedad a sus propios compatriotas, pues no los consideraba hermanos sino enemigos. ¡No entendía que aquella matanza le iba a traer muchas desgracias!