Sin embargo, dejó comisarios encargados de hacer mal a los judíos. En Jerusalén puso a Filipo, natural de Frigia, de sentimientos más salvajes que el que lo había nombrado;
Antes de irse de Judea, Antíoco dejó a varios oficiales para que siguieran maltratando a los judíos. En Jerusalén dejó a Filipo, oficial que venía de la región de Frigia y era más malo que su propio jefe.