Si los judíos no hubieran cometido tantos pecados, Dios hubiera castigado a Antíoco desde el primer momento y lo hubiera hecho desistir de su audacia, como lo había hecho con Heliodoro, a quien el rey Seleuco envió para inspeccionar el tesoro del templo.
Si los judíos no hubieran pecado, Dios habría castigado a Antíoco de inmediato, y éste no se habría atrevido a tocar el templo. Es decir, le habría pasado lo mismo que a Heliodoro, cuando el rey Seleuco lo envió a robar el tesoro del templo.