Se atrevió a llamar enemigo de los intereses públicos a Onías, el benefactor de la ciudad, protector de sus compatriotas y celoso defensor de las leyes.
Hasta se atrevió a decir que Onías era enemigo de la nación. Pero todo eso era mentira, pues Onías no hacía otra cosa que servir a la ciudad, defender a sus compatriotas y obedecer fielmente las leyes.