Al darse cuenta Nicanor de que Judas le había ganado limpiamente la partida, se presentó en el sublime y santo templo a la hora en que los sacerdotes ofrecían los sacrificios regulares, y les ordenó que le entregaran a Judas.
Nicanor descubrió que Judas se había adelantado a sus planes y se le había escapado. Por eso fue al santo y precioso templo, y les ordenó a los sacerdotes que le entregaran a Judas. A esa hora ellos estaban presentando sus ofrendas.