Judas, comprendiendo que en realidad los árabes podían serles útiles en muchas cosas, aceptó hacer las paces con ellos. Después de este convenio, los árabes se retiraron a sus tiendas.
Judas aceptó y les dio la mano en señal de paz. Y es que pensó que alguna vez podría necesitar su ayuda. Después de esto, los árabes regresaron a sus campamentos.