Empezaba a salir el sol cuando los dos ejércitos trabaron combate. Además de confiar en su valor, los judíos ponían la garantía del buen éxito y de la victoria en el recurso al Señor; los paganos hacían de su furor la guía para el combate.
Al salir el sol dio comienzo la batalla. Los judíos, a pesar de su valor, confiaban en que Dios les permitiría ganar aquella batalla. El enemigo, en cambio, peleaba guiado por su odio.