Al mismo tiempo, los idumeos, que controlaban importantes fortalezas, hostilizaban a los judíos y acogían a los que huían de Jerusalén, y procuraban fomentar la guerra.
También los habitantes de la región, que se habían quedado con importantes fortalezas, les causaban problemas a los judíos. Además, para que continuara la guerra, los de Idumea daban refugio a los delincuentes que huían de Jerusalén.