De igual manera, desbarata hoy ante nuestros ojos este ejército, para que todos los demás sepan que su jefe insultó a tu templo, y castígalo como merece por su maldad.»
Por eso, hoy te pido que destruyas al ejército enemigo. Así, cualquiera que insulte tu templo, como lo hizo Nicanor, sabrá que recibirá tu castigo. ¡Dios nuestro, castígalo por su maldad!»