Al ver aquel ejército tan poderoso, oró diciendo: «Bendito eres tú, salvador de Israel, que deshiciste el ataque del gigante Goliat por mano de tu siervo David y entregaste el ejército de los filisteos en manos de Jonatán, el hijo de Saúl, y de su ayudante de armas.
Al ver un ejército tan grande, oró y dijo: «¡Bendito seas, Dios nuestro, libertador de Israel! Tú mataste al gigante Goliat, usando a tu siervo David. Tú entregaste al ejército filisteo en manos de Jonatán, hijo de Saúl, y de su escudero.