Los enemigos se refugiaron también en las torres que había en los campos de Azoto, pero Juan incendió la ciudad. Murieron unos dos mil enemigos, y Juan regresó sano y salvo a Judea.
Otros enemigos, en cambio, fueron a esconderse en las torres que hay en los campos de Azoto, pero Juan le prendió fuego a toda la ciudad. Ese día murieron unos dos mil enemigos. Después Juan regresó a Judea sano y salvo.