»Nadie del pueblo ni de los sacerdotes tendrá derecho a violar estos decretos, ni a oponerse a las órdenes dadas por Simón, ni a convocar una asamblea sin su consentimiento, ni a llevar vestiduras de púrpura o broche de oro.
»Por lo tanto, ninguna persona puede oponerse a estas leyes. Nadie puede hacer reuniones sin el permiso de Simón, ni vestir ropas como las del rey o tener un broche de oro. Todos deben obedecer a Simón.