Readings for Celebrating Advent
Introducción (1,1-51)
Prólogo teológico
1 En el principio ya existía la Palabra;
y la Palabra estaba junto a Dios y era Dios.
2 Ya en el principio estaba junto a Dios.
3 Todo fue hecho por medio de ella
y nada se hizo sin contar con ella.
Cuanto fue hecho 4 era ya vida en ella,
y esa vida era luz para la humanidad;
5 luz que resplandece en las tinieblas
y que las tinieblas no han podido sofocar.
6 Vino un hombre llamado Juan, enviado por Dios. 7 Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. 8 No era él la luz, sino testigo de la luz. 9 La verdadera luz, la que ilumina a toda la humanidad, estaba llegando al mundo.
10 En el mundo estaba [la Palabra]
y, aunque el mundo fue hecho por medio de ella,
el mundo no la reconoció.
11 Vino a los suyos
y los suyos no la recibieron;
12 pero a cuantos la recibieron y creyeron en ella,
les concedió el llegar a ser hijos de Dios.
13 Estos son los que nacen no por generación natural,
por impulso pasional o porque el ser humano lo desee,
sino que tienen por Padre a Dios.
14 Y la Palabra se encarnó
y habitó entre nosotros;
y vimos su gloria, la que le corresponde
como Hijo único del Padre,
lleno de gracia y de verdad.
15 Juan dio testimonio de él proclamando: “Este es aquel de quien yo dije: el que viene después de mí es superior a mí porque existía antes que yo”.
16 En efecto, de su plenitud
todos hemos recibido bendición tras bendición.
17 Porque la ley fue dada por medio de Moisés,
pero la gracia y la verdad
nos vinieron por medio de Jesucristo.
18 A Dios nadie lo vio jamás;
el Hijo único, que es Dios
y vive en íntima unión con el Padre,
nos lo ha dado a conocer.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España