Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
El Señor es nuestro refugio
91 El que vive bajo la sombra protectora
del Altísimo y Todopoderoso,
2 dice al Señor: «Tú eres mi refugio,
mi castillo, ¡mi Dios, en quien confío!»
3 Sólo él puede librarte
de trampas ocultas y plagas mortales,
4 pues te cubrirá con sus alas,
y bajo ellas estarás seguro.
¡Su fidelidad te protegerá como un escudo!
5 No tengas miedo a los peligros nocturnos,
ni a las flechas lanzadas de día,
6 ni a las plagas que llegan con la oscuridad,
ni a las que destruyen a pleno sol;
14 «Yo lo pondré a salvo,
fuera del alcance de todos,
porque él me ama y me conoce.
15 Cuando me llame, le contestaré;
¡yo mismo estaré con él!
Lo libraré de la angustia
y lo colmaré de honores;
16 lo haré disfrutar de una larga vida:
¡lo haré gozar de mi salvación!»
Visión de las canastas de higos
24 Después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se llevó desterrado a Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá, junto con los jefes de Judá y los artesanos y los cerrajeros, el Señor me hizo ver dos canastas de higos colocadas delante del templo. 2 Una de ellas tenía higos muy buenos, de los primeros en madurar, pero la otra tenía higos muy malos, tan malos que no se podían comer.
3 Y el Señor me preguntó: «Jeremías, ¿qué ves?» Yo respondí: «Higos. Los buenos son muy buenos; pero los malos son tan malos que no se pueden comer.»
4 Entonces me dijo el Señor: 5 «Yo, el Señor, el Dios de Israel, digo: Como a higos buenos miraré al pueblo de Judá, que mandé desterrado de aquí al país de los caldeos. Los miraré favorablemente, 6 los tendré bajo mi protección y los haré regresar a este país. Aquí los haré prosperar, y no los volveré a destruir; los plantaré, y no los volveré a arrancar. 7 Les daré entendimiento para que reconozcan que yo soy el Señor, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón.
8 »En cambio, a Sedequías, rey de Judá, y a los jefes y demás habitantes de Jerusalén que se quedaron en el país, o que se instalaron en Egipto, los trataré como a los higos malos, que de malos no se pueden comer. 9 Haré con ellos algo que causará horror a todas las naciones de la tierra, y que será ejemplo de humillación, desprecio y maldición en todos los países por donde yo los disperse. 10 Les enviaré la guerra, el hambre y la peste, hasta que no quede uno solo en el país que les di a ellos y a sus antepasados.»
43 Y todos se quedaron admirados de la grandeza de Dios.
Jesús anuncia por segunda vez su muerte(A)
Mientras todos se maravillaban de lo que Jesús hacía, él dijo a sus discípulos:
44 —Oigan bien esto y no lo olviden: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres.
45 Pero ellos no entendían lo que les decía, pues todavía no se les había abierto el entendimiento para comprenderlo; además tenían miedo de pedirle a Jesús que se lo explicara.
¿Quién es el más importante?(B)
46 Por entonces los discípulos comenzaron a discutir quién de ellos sería el más importante. 47 Jesús, al darse cuenta de lo que estaban pensando, tomó a un niño, lo puso junto a él 48 y les dijo:
—El que recibe a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me envió. Por eso, el más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante.
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.