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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Jeremías 4:11-12

11 Se acerca la hora en que el Señor dirá
    a la gente de Jerusalén:
«Mi querido pueblo, desde el desierto sopla un viento abrasador,
    y no la brisa suave que se usa para separar la paja del grano.
12 ¡Es una ráfaga estrepitosa que yo envié!
    ¡Ahora pronuncio la destrucción contra ti!».

Jeremías 4:22-28

22 «Mi pueblo es necio
    y no me conoce—dice el Señor—.
Son hijos tontos,
    sin entendimiento.
Son lo suficientemente listos para hacer lo malo,
    ¡pero no tienen ni idea de cómo hacer lo correcto!».

Visión de Jeremías del desastre venidero

23 Miré a la tierra y estaba vacía y no tenía forma;
    miré a los cielos y no había luz.
24 Miré a las montañas y colinas
    que temblaban y se agitaban.
25 Miré y toda la gente se había ido;
    todos los pájaros del cielo se habían volado.
26 Miré y los terrenos fértiles se habían convertido en desiertos;
    las ciudades estaban en ruinas,
    destruidas por la ira feroz del Señor.

27 Esto dice el Señor:
«La tierra entera será arrasada,
    pero no la destruiré por completo.
28 La tierra estará de luto
    y los cielos serán tapizados de negro
a causa de la sentencia que pronuncié contra mi pueblo.
    Lo he decidido y no lo cambiaré».

Salmos 14

Para el director del coro: salmo de David.

14 Solo los necios dicen en su corazón:
    «No hay Dios».
Ellos son corruptos y sus acciones son malas;
    ¡no hay ni uno solo que haga lo bueno!

El Señor mira desde los cielos
    a toda la raza humana;
observa para ver si hay alguien realmente sabio,
    si alguien busca a Dios.
Pero no, todos se desviaron;
    todos se corrompieron.[a]
No hay ni uno que haga lo bueno,
    ¡ni uno solo!

¿Será posible que nunca aprendan los que hacen el mal?
    Devoran a mi pueblo como si fuera pan
    y ni siquiera piensan en orar al Señor.
El terror se apoderará de ellos,
    pues Dios está con los que lo obedecen.
Los perversos frustran los planes de los oprimidos,
    pero el Señor protegerá a su pueblo.

¿Quién vendrá del monte Sion para rescatar a Israel?
    Cuando el Señor restaure a su pueblo,
    Jacob gritará de alegría e Israel se gozará.

1 Timoteo 1:12-17

Gratitud de Pablo por la misericordia de Dios

12 Le doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, quien me ha dado fuerzas para llevar a cabo su obra. Él me consideró digno de confianza y me designó para servirlo, 13 a pesar de que yo antes blasfemaba el nombre de Cristo. En mi insolencia, yo perseguía a su pueblo; pero Dios tuvo misericordia de mí, porque lo hacía por ignorancia y porque era un incrédulo. 14 ¡Oh, qué tan generoso y lleno de gracia fue el Señor! Me llenó de la fe y del amor que provienen de Cristo Jesús.

15 La siguiente declaración es digna de confianza, y todos deberían aceptarla: «Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores», de los cuales yo soy el peor de todos. 16 Pero Dios tuvo misericordia de mí, para que Cristo Jesús me usara como principal ejemplo de su gran paciencia aun con los peores pecadores. De esa manera, otros se darán cuenta de que también pueden creer en él y recibir la vida eterna. 17 ¡Que todo el honor y toda la gloria sean para Dios por siempre y para siempre! Él es el Rey eterno, el invisible que nunca muere; solamente él es Dios. Amén.

Lucas 15:1-10

Parábola de la oveja perdida

15 Los cobradores de impuestos y otros pecadores de mala fama a menudo venían a escuchar las enseñanzas de Jesús. Por eso los fariseos y los maestros de la ley religiosa se quejaban de que Jesús se juntaba con semejantes pecadores, ¡y hasta comía con ellos!

Entonces Jesús les contó la siguiente historia: «Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, ¿qué hará? ¿No dejará las otras noventa y nueve en el desierto y saldrá a buscar la perdida hasta que la encuentre? Y, cuando la encuentre, la cargará con alegría en sus hombros y la llevará a su casa. Cuando llegue, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida”. De la misma manera, ¡hay más alegría en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y regresa a Dios que por noventa y nueve justos que no se extraviaron!

Parábola de la moneda perdida

»O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata[a] y pierde una. ¿No encenderá una lámpara y barrerá toda la casa y buscará con cuidado hasta que la encuentre? Y, cuando la encuentre, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “¡Alégrense conmigo porque encontré mi moneda perdida!”. 10 De la misma manera, hay alegría en presencia de los ángeles de Dios cuando un solo pecador se arrepiente».

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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