Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Oración de un anciano
71 En ti, oh Jehová, me he refugiado;
No sea yo avergonzado jamás.
2 Socórreme y líbrame en tu justicia;
Inclina tu oído y sálvame.
3 Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente.
Tú has dado mandamiento para salvarme,
Porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
4 Dios mío, líbrame de la mano del impío,
De las garras del perverso y del opresor.
5 Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza.
Seguridad mía desde mi juventud.
6 En ti me he apoyado desde el seno materno;
De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó;
En ti se inspira siempre mi alabanza.
Más sobre la invasión
6 Huid, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén, y tocad trompeta en Técoa, y alzad señal sobre Bet-haquérem; porque del norte se asoma el mal, y un quebrantamiento grande.
2 Destruiré a la bella y delicada hija de Sión.
3 Contra ella vendrán pastores con sus rebaños; frente a ella plantarán sus tiendas alrededor; cada uno apacentará a su manada.
4 Anunciad guerra contra ella; levantaos y asaltémosla a mediodía. ¡Ay de nosotros!, que va cayendo ya el día, que las sombras de la tarde se han extendido.
5 Levantaos y asaltemos de noche, y destruyamos sus palacios.
6 Porque así dijo Jehová de los ejércitos: Cortad árboles, y levantad vallado contra Jerusalén; ésta es la ciudad que ha de ser castigada; toda ella está llena de violencia.
7 Como la fuente nunca cesa de manar sus aguas, así ella nunca cesa de manar su maldad; injusticia y robo se oyen en ella; continuamente en mi presencia, enfermedad y herida.
8 Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra inhabitada.
9 Así dijo Jehová de los ejércitos: Del todo rebuscarán como a vid el resto de Israel; vuelve de nuevo tu mano como vendimiador entre los sarmientos.
10 ¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa oprobiosa, no les agrada.
11 Por tanto, estoy lleno de la ira de Jehová, estoy cansado de contenerme; la derramaré sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los jóvenes igualmente; porque será preso tanto el marido como la mujer, tanto el viejo como el muy anciano.
12 Y sus casas serán traspasadas a otros, sus heredades y también sus mujeres; porque extenderé mi mano sobre los moradores de la tierra, dice Jehová.
13 Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores.
14 Y curan la herida de mi pueblo a la ligera, diciendo: Paz, paz, cuando no hay paz.
15 ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben lo que es sonrojarse; por tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová.
16 Así dice Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestras almas. Mas dijeron: No andaremos en él.
17 Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad al sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.
18 Por tanto, oíd, naciones, y entended, oh congregación, lo que sucederá.
19 Oye, tierra: He aquí, yo traigo el mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley.
3 Considerad, pues, a aquel que ha soportado tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que no desfallezcáis faltos de ánimo.
4 Porque aún no habéis resistido hasta derramar sangre, combatiendo contra el pecado;
5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,
Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
6 Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo.
7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
8 Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
9 Además, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los respetábamos. ¿No nos someteremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?
10 Pues aquéllos nos disciplinaban por pocos días como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.
11 Es verdad que ninguna disciplina parece al presente ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que han sido ejercitados por medio de ella.
Los que rechazan la gracia de Dios
12 Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas;
13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se desvíe, sino que sea sanado.
14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
15 Mirad bien, no sea que alguno se rezague y no llegue a alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;
16 no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.
17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, pues no halló oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.