Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo de Asaf.
82 Dios preside la corte de los cielos;
pronuncia juicio en medio de los seres celestiales:
2 «¿Hasta cuándo dictarán decisiones injustas
que favorecen a los malvados? Interludio
3 »Hagan justicia al pobre y al huérfano;
defiendan los derechos de los oprimidos y de los desposeídos.
4 Rescaten al pobre y al indefenso;
líbrenlos de las garras de los malvados.
5 Pero esos opresores no saben nada;
¡son tan ignorantes!
Andan errantes en la oscuridad
mientras el mundo entero se estremece hasta los cimientos.
6 Yo digo: “Ustedes son dioses;
son todos hijos del Altísimo.
7 Pero morirán como simples mortales
y caerán como cualquier otro gobernante”».
8 Levántate, oh Dios, y juzga a la tierra,
porque todas las naciones te pertenecen.
Juicio de Dios contra Judá e Israel
4 Esto es lo que dice el Señor:
«¡Los habitantes de Judá han pecado una y otra vez
y no permitiré que queden sin castigo!
Rechazaron la instrucción del Señor
y se negaron a obedecer sus decretos.
Se han descarriado por las mismas mentiras
que engañaron a sus antepasados.
5 Por lo tanto, haré caer fuego sobre Judá,
y todas las fortalezas de Jerusalén serán destruidas».
6 Esto es lo que dice el Señor:
«¡Los habitantes de Israel han pecado una y otra vez
y no permitiré que queden sin castigo!
Venden por dinero a la gente honrada
y a los pobres por un par de sandalias.
7 Pisotean en el polvo a los indefensos
y quitan a los oprimidos del camino.
Tanto el padre como el hijo se acuestan con la misma mujer
y así profanan mi santo nombre.
8 En sus festivales religiosos
están a sus anchas usando la ropa que sus deudores dejaron en garantía.
En la casa de sus dioses[a]
beben vino comprado con dinero de multas injustas.
9 »Pero ante los ojos de mi pueblo
destruí a los amorreos,
aunque eran tan altos como cedros
y tan fuertes como robles.
Destruí el fruto de sus ramas
y arranqué sus raíces.
10 Fui yo quien los rescató a ustedes de Egipto
y los guio por el desierto durante cuarenta años
para que pudieran poseer la tierra de los amorreos.
11 Elegí a algunos de sus hijos para ser profetas
y a otros para ser nazareos.
¿Acaso puedes negar esto, Israel, pueblo mío?
—pregunta el Señor—.
9 »Estos patriarcas tuvieron envidia de su hermano José y lo vendieron para que fuera esclavo en Egipto; pero Dios estaba con él 10 y lo rescató de todas sus dificultades; y Dios le mostró su favor ante el faraón, el rey de Egipto. Dios también le dio a José una sabiduría fuera de lo común, de manera que el faraón lo nombró gobernador de todo Egipto y lo puso a cargo del palacio.
11 »Entonces un hambre azotó a Egipto y a Canaán. Hubo mucho sufrimiento, y nuestros antepasados se quedaron sin alimento. 12 Jacob oyó que aún había grano en Egipto, por lo que envió a sus hijos—nuestros antepasados—a comprar un poco. 13 La segunda vez que fueron, José reveló su identidad a sus hermanos[a] y se los presentó al faraón. 14 Después José mandó a buscar a su padre, Jacob, y a todos sus parientes para que los llevaran a Egipto, setenta y cinco personas en total. 15 De modo que Jacob fue a Egipto. Murió allí, al igual que nuestros antepasados. 16 Sus cuerpos fueron llevados a Siquem, donde fueron enterrados en la tumba que Abraham les había comprado a los hijos de Hamor en Siquem a un determinado precio.
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.