Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Oración pidiendo misericordia en tiempo de tribulación
Al músico principal; en Neginot, sobre Seminit. Salmo de David.
6 Jehová, no me reprendas en tu enojo,
Ni me castigues con tu ira.
2 Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque desfallezco;
Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen.
3 Mi alma también está muy turbada;
Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?
4 Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma;
Sálvame por tu misericordia.
5 Porque en la muerte no queda recuerdo de ti;
En el Seol, ¿quién te alabará?
6 Me he consumido a fuerza de gemir;
Todas las noches inundo de llanto mi lecho,
Riego mi cama con mis lágrimas.
7 Mis ojos están gastados de sufrir;
Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
8 Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad;
Porque Jehová ha oído la voz de mi llanto.
9 Jehová ha escuchado mi ruego;
Ha acogido Jehová mi oración.
10 Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos;
Retrocederán y serán avergonzados de repente.
19 Y él le dijo: Ve en paz. Se fue, pues, y cuando había recorrido una corta distancia,
20 Guejazí, criado de Eliseo el varón de Dios, dijo entre sí: He aquí mi señor estorbó a este sirio Naamán, no tomando de su mano las cosas que había traído. Vive Jehová, que correré yo tras él y tomaré de él alguna cosa.
21 Y siguió Guejazí a Naamán; y cuando vio Naamán que venía corriendo tras él, se bajó del carro para recibirle, y dijo: ¿Va todo bien?
22 Y él dijo: Bien. Mi señor me envía a decirte: He aquí vinieron a mí en esta hora del monte de Efraín dos jóvenes de los hijos de los profetas; te ruego que les des un talento de plata, y dos vestidos nuevos.
23 Dijo Naamán: Te ruego que tomes dos talentos. Y le insistió, y ató dos talentos de plata en dos bolsas, y dos vestidos nuevos, y lo puso todo a cuestas a dos de sus criados para que lo llevasen delante de él.
24 Y así que llegó a un lugar secreto, él lo tomó de mano de ellos, y lo guardó en la casa; luego mandó a los hombres que se fuesen.
25 Y él entró, y se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo: ¿De dónde vienes, Guejazí? Y él dijo: Tu siervo no ha ido a ninguna parte.
26 Él entonces le dijo: ¿No estaba también allí mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte? ¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas?
27 Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve.
28 Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaban, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!
29 Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de viaje de Pablo.
30 Y queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no se lo permitieron.
31 Y también algunas de las autoridades de Asia, que eran amigos suyos, le enviaron recado, rogándole que no se presentase en el teatro.
32 Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían reunido.
33 Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, pidiendo silencio con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo.
34 Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!
35 Entonces el secretario de la ciudad, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿pues quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen caída del cielo?
36 Puesto que esto es indiscutible, debéis calmaros y no hacer nada precipitadamente.
37 Porque habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa.
38 Y si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros.
39 Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir.
40 Porque además hay peligro de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de esta reunión tumultuosa.
41 Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.