Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Dios es un rey justo
SALMO 97 (96)
97 ¡Dios es nuestro rey!
¡Que lo celebre la tierra!
¡Que lo festejen las islas lejanas!
2-3 Dios es un rey justo,
que hace valer el derecho.
Su trono está rodeado
de oscuros nubarrones.
De su presencia sale fuego
que consume a sus enemigos.
4 Sus relámpagos iluminan el mundo.
Al verlos, la tierra se estremece.
5 En presencia de nuestro Dios,
que domina el mundo entero,
las montañas se derriten como cera;
6 los cielos reconocen su justicia,
los pueblos contemplan su poder,
7 y los dioses se inclinan ante él.
Así quedan en vergüenza
todos los que adoran dioses falsos.
8 Cuando lo sepan en Jerusalén
y en las ciudades de Judá,
todos se llenarán de alegría
porque tú eres un Dios justo.
9 ¡Tú eres el Dios altísimo!
¡Eres más grande que toda la tierra!
¡Eres más grande que todos los dioses!
10 Tú amas y proteges
a quienes odian el mal y te obedecen;
tú los libras de los malvados;
11 tú derramas luz y alegría
sobre la gente honrada.
12 Ustedes los justos,
¡alégrense en Dios!
¡Alábenlo porque es nuestro Dios!
18 Entonces Moisés le dijo a Dios:
—Permíteme verte.
19 Pero Dios le respondió:
—Yo soy muy bondadoso con quien quiero serlo. Así que voy a mostrarte todo mi esplendor, y voy a darte a conocer mi nombre. 20-21 Pero no podrás ver mi rostro, porque cualquiera que vea mi rostro morirá. Quédate junto a la roca que está a mi lado. 22 Cuando pase yo delante de ti, te colocaré en un hueco de la roca y te taparé los ojos con mi mano, hasta que haya pasado. 23 Después quitaré mi mano, y podrás ver mi espalda; pero mi rostro no lo verás.
14 Aquel que es la Palabra
habitó entre nosotros
y fue como uno de nosotros.
Vimos el poder que le pertenece
como Hijo único de Dios,
pues nos ha mostrado
todo el amor y toda la verdad.
15 Juan habló de aquel que era la Palabra, y anunció: «Ya les había dicho que él estaba por llegar. Él es más importante que yo, porque existe desde antes de que yo existiera.»
16-18 Dios nos dio a conocer sus leyes por medio de Moisés, pero por medio de Jesucristo nos hizo conocer el amor y la verdad. Nadie ha visto a Dios jamás; pero el Hijo único, que está más cerca del Padre, y que es Dios mismo, nos ha enseñado cómo es él. Gracias a lo que el Hijo de Dios es, hemos recibido muchas bendiciones.
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