Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
El Señor es mi pastor
Canción de David.
1 El SEÑOR es mi pastor,
nada me falta.
2 Me lleva a descansar a prados verdes,
y me conduce a manantiales de agua fresca.
3 Él me da nueva vida.
Me lleva por buenos caminos
para mostrarme lo bondadoso que es.
4 Aunque pase por caminos oscuros y tenebrosos,
no tendré miedo,
porque tú estás a mi lado;
tu vara y tu bastón me reconfortan.
5 Me preparaste un banquete
delante de mis enemigos;
ungiste mi cabeza con aceite,
has llenado mi copa hasta rebosar.
6 Tu bondad y tu fiel amor estarán conmigo toda la vida;
entraré a la casa del SEÑOR
y allí me quedaré siempre.
39 »Así dice el Señor DIOS: En cuanto a ustedes, familia de Israel, hagan lo que les dé la gana. Ya que no me quieren escuchar, de ahora en adelante cada uno siga sus ídolos y adórenlos, pero en cuanto a mí yo no aceptaré más sus ofrendas porque ustedes profanan mi nombre cuando me traen ofrendas y al mismo tiempo adoran ídolos. 40 ¡Porque, dice el Señor DIOS: En el monte santo, en el monte elevado de Israel, todo el pueblo de Israel me adorará! Allí, en esa tierra los aceptaré y dejaré que me busquen y yo les responderé cuando me traigan ofrendas y sacrificios santos. 41 Los aceptaré a ustedes como una ofrenda de olor fragante cuando los haga salir de entre los pueblos. Las naciones me darán honra cuando los reúna a ustedes desde las tierras a donde los dispersé. 42 Cuando los devuelva a Israel, la tierra que les prometí a sus antepasados, sabrán que yo soy el SEÑOR. 43 Entonces recordarán cómo vivían y todo lo malo que hicieron y experimentaron; sentirán asco de toda la maldad que practicaron y se les quitarán las ganas de volver a hacerlo. 44 Entonces, pueblo de Israel, aprenderás que yo soy el SEÑOR, cuando te trate de una manera que honre mi nombre en vez de castigarte conforme a tu maldad y a las cosas destructivas que hiciste. El Señor DIOS lo ha dicho».
El Cordero abre el rollo
6 Cuando el Cordero rompió el primer sello, oí a una de las cuatro criaturas que decía con voz de trueno: «¡Ven!»[a] 2 Entonces vi que delante de mí había un caballo blanco. Su jinete tenía un arco; recibió una corona y salió con ánimo triunfante para vencer una vez más.
3 Cuando el Cordero rompió el segundo sello, oí que la segunda criatura decía: «¡Ven!» 4 Entonces salió otro caballo rojo como el fuego. Su jinete había recibido el poder de quitar la paz de la tierra y hacer que la gente se matara entre sí, y para ello se le dio una gran espada.
5 Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí a la tercera criatura que decía: «¡Ven!» Entonces vi delante de mí a un caballo negro y a su jinete con una balanza en la mano. 6 Y escuché algo como una voz que salía de entre las cuatro criaturas y decía: «Un kilo[b] de trigo, o 3 kilos[c] de cebada, por el salario de un día, pero que no haya escasez ni de aceite ni de vino».
7 Cuando el Cordero rompió el cuarto sello, oí la voz de la cuarta criatura que decía: «¡Ven!» 8 Entonces miré y delante de mí había un caballo amarillento. Su jinete se llamaba Muerte[d], y el Hades lo seguía muy de cerca. A ellos se les dio el poder sobre la cuarta parte del mundo para matar a la gente por medio de la guerra[e], del hambre, de las enfermedades y de los animales salvajes.
9 Cuando el Cordero rompió el quinto sello, miré debajo del altar y vi las almas de quienes habían sido asesinados por ser fieles al mensaje de Dios y al testimonio que habían recibido. 10 Gritaban muy fuerte: «Señor santo y verdadero, ¿cuándo vas a juzgar a los habitantes de la tierra y a castigarlos por habernos asesinado?» 11 Cada uno recibió una vestidura blanca y se les dijo que esperaran un poco más porque aun había algunos hermanos y siervos de Cristo que debían ser asesinados como habían sido asesinados ellos.
12 Cuando el Cordero rompió el sexto sello, miré y hubo un gran terremoto. El sol se oscureció como si estuviera de luto y la luna se puso toda roja como la sangre. 13 Las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como los higos verdes caen de la higuera cuando soplan fuertes vientos. 14 El cielo desapareció como un pergamino que se enrolla y todas las montañas e islas se movieron de su lugar.
15 La gente se escondió en cuevas y detrás de las rocas de las montañas. Todos se escondieron: reyes, gobernantes, generales; ricos y poderosos, esclavos y libres. 16 Todos les decían a las montañas y a las rocas: «Caigan sobre nosotros y escóndannos del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero. 17 El gran día de su ira ha llegado y nadie podrá sobrevivir».
Los 144 000
7 Después de esto, vi a cuatro ángeles en los cuatro puntos cardinales de la tierra. Ellos detenían los cuatro vientos de la tierra para que ninguno soplara en ella, ni en el mar, ni en ningún árbol. 2 Luego vi a otro ángel que venía del oriente y que traía la marca del Dios viviente. Este ángel gritó a los cuatro ángeles que habían recibido el poder de hacer daño a la tierra y al mar. 3 Les decía: «¡Todavía no hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que les pongamos una señal en la frente a todos los que sirven a nuestro Dios!»
4 Entonces oí el número de los que habían recibido la señal: eran 144 000 de todas las tribus del pueblo de Israel.
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