Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Exhortación a alabar a Dios con instrumentos de música
Aleluya.
150 Alabad a Dios en su santuario;
Alabadle en el firmamento de su poder.
2 Alabadle por sus proezas;
Alabadle conforme a la inmensidad de su grandeza.
3 Alabadle al son de trompeta;
Alabadle con salterio y arpa.
4 Alabadle con pandero y danza;
Alabadle con instrumentos de cuerda y con flautas.
5 Alabadle con címbalos retumbantes;
Alabadle con címbalos de júbilo.
6 Todo lo que respira alabe a JAH.
Aleluya.
David mata a Goliat
17 Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim.
2 También Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el valle del Terebinto, y se pusieron en orden de batalla contra los filisteos.
3 Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el valle entre ellos.
4 Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo.
5 Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce.
6 Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros.
7 El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.
8 Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo filisteo, y vosotros siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí.
9 Si él puede pelear conmigo, y me vence, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo puedo más que él, y lo venzo, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis.
10 Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; enviad un hombre que pelee conmigo.
11 Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo.
12 Y David era hijo de aquel hombre efrateo de Belén de Judá, que se llamaba Isay, el cual tenía ocho hijos; y en el tiempo de Saúl este hombre era anciano, muy entrado en años.
13 Y los tres hijos mayores de Isay se fueron a la guerra con Saúl. Los nombres de estos tres hijos que habían ido a la guerra eran: Eliab el primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Samá;
14 y David era el menor. Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl.
15 Pero David iba y venía a casa, dejando a Saúl, para apacentar las ovejas de su padre en Belén.
16 Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta días.
17 Y dijo Isay a David su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa de este grano tostado, y estos diez panes, y llévalo pronto al campamento a tus hermanos.
18 Y estos diez quesos de leche los llevarás al jefe de los mil; y mira si tus hermanos están bien de salud, y toma prendas de ellos.
19 Y Saúl y ellos y todos los de Israel estaban en el valle del Terebinto, peleando contra los filisteos.
20 Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga como Isay le había mandado; y llegó al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla, lanzando el grito de combate.
21 Y se pusieron en orden de batalla Israel y los filisteos, ejército frente a ejército.
22 Entonces David dejó su carga en manos del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, si estaban bien.
23 Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía en medio de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó David.
Muchas señales y maravillas
12 Y por manos de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón.
13 De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; pero el pueblo los alababa grandemente.
14 Y cada vez se adherían al Señor más creyentes, gran número así de hombres como de mujeres;
15 tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en lechos y camillas, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cubriese a alguno de ellos.
16 Y aun de las ciudades circunvecinas de Jerusalén venían muchos, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.